Juan Andrés Lorite, el “pescadero del mercado” se jubila dando las gracias a su clientela

Con un hasta siempre, el próximo sábado 23 de julio, Juan Andrés Lorite Sánchez, el “pescadero del mercado”, colgará su delantal después de 30 años en nuestro municipio, atendiendo todas las mañanas a su clientela que junto a su hermano Julián siempre han estado al “pie del cañón”.

Juan Andrés viene defamilia de pescaderos, ya que su padre regentó su pescadería en el mercado de Baeza, ciudad natal de esta familia. Durante muchos años estuvo trabajando en el puesto familiar de su pueblo natal hasta que en el comienzo del año 1992, tuvo la oportunidad de tener su propio negocio en el Mercado Municipal de Mancha Real, una ocasión que aprovechó y que han sido 30 años los que ha estado entre nosotros, atendiendo con una gran profesionalidad a su clientela.

En una primera etapa de 21 años en el viejo mercado y a partir del mes de abril del 2013, con la remodelación del recinto, un poco más pequeño pero comenzando con 8 puestos más actuales y pensados para dar un empujón a la venta del mercado que en otros años tanto éxito tuvo, Juan Ándrés nos explicaba que toda su ilusión era atender lo mejor posible todas las mañanas, a una clientela que siempre le ha sido fiel. En el año 2006 aproximadamente, se incorporó al negocio, su hermano Julián que juntos lograron tener siempre el mejor género en su puesto.

Ahora que le llega la jubilación, Juan Andrés no quiere dejar este trabajo que ha sido todo en su vida, sin un agradecimiento de corazón a toda su clientela, por haber sido fiel tantos años, con las competencias tan fuertes que siempre han tenido puesto que es difícil luchar contra las grandes superficies. Otro fuerte agradecimiento es para las autoridades municipales en las diferentes etapas y los distintos equipos de gobierno, a los que les está muy agradecido por el buen trato recibido.

El día 23 de julio como comentábamos anteriormente, Juan Ándres cuelga el delantal, pero la pescadería del mercado sigue funcionando con normalidad, puesto que su hermano Julián se queda al frente del negocio para seguir dando un buen servicio al municipio. A Juan Ándres le llega ahora otra vida, como hacer muchas de las cosas que hasta ahora no pudo por no tener tiempo, no darse esos madrugones a los que ya estaba acostumbrado pero que eran duros, pero seguro que en muchas ocasiones recordará todo este tiempo pasado, sabiendo que en todo momento fue un trabajo bien hecho.